El teatro contemporáneo
El teatro contemporáneo

El teatro contemporáneo

El teatro actual se ve en una dinámica en la que ha de vender cualquier cosa espectacular al gran público y producir más espectáculos que obras propiamente teatrales… En el mercado teatral lo que se vende hoy en día, son espectáculos cómicos o musicales de teatro, raras veces veremos una obra dramática o una comedia propiamente teatral en los escenarios, al menos por ahora. Eso al menos en los teatros oficiales u oficiosos, pero eso está actualmente también rigiéndose ese proceso en los ambientes de teatro alternativo u amateur o semi-profesional, en que, la cuestión es finalmente vender un público o ir “sobre-seguro” para mostrar algo ante un público que acaba siendo realmente limitado.

Por otra parte, en las instituciones educativas, el teatro es algo muy secundario o casi medio-clandestino, cómo por ejemplo algunas universidades que dan prioridad a la música ya lo que es teatro lo relegan a un plano casi-clandestino, además de venderse musicales y espectáculos cómicos por la televisión, básicamente porque algunos actores de dichas obras aparecen en esos seriales. Por lo que el teatro se ha convertido en un producto o subproducto de la televisión y los escenarios se vuelven como un sucedáneo de televisión.

Dicho esto, está claro que en medios oficiales o de grandes teatros es difícil o casi imposible alterar todo ello, ya que se supone que esto es lo que se vende, aunque en el fondo poco importa ya que esos teatros están subvencionados y quién pierde en realidad, son las arcas del estado y no los propios teatros. Los teatros pequeños intentan subsistir, pero prefieren no arriesgarse a otra cosa que no sea eso, aunque eso acaba no dependiendo de ellos si no de los directores del llamado Teatro Alternativo que suelen ser de teatro semi-profesional u amateur.

Lo que es evidente, es que las dinámicas internas de esos grupos o compañías de teatro acaban por empujarles a realizar una obra que no componga riesgos a la hora de convocar público por lo que acaban contaminándose por lo “oficial” y dichos grupos acaban cerrando sus puertas al aspecto artístico del teatro, que no deja de ser algo vivo y que debe interesarse por los asuntos sociales, aunque sea desde la ventana, pero si más no, despertar interés al público por temas sociales o psicológicos que irradian a nuestra sociedad actual, también en cierta forma, ha de ser un mecanismo de crítica social. Pero lo más importante, que el teatro alternativo ha de ser un mecanismo para el teatro para poder experimentar y desarrollar un nuevo teatro, aunque se diga que está todo inventado, se han de mirar desde otros prismas las cosas.

Es evidente de que para que aparezca algo nuevo en el teatro, deben ser los directores de grupos amateur o semi-profesional del denominado teatro alternativo que deben o desarrollar en sus ensayos una nueva obra u espectáculo de elaboración conjunta del grupo o bien arriesgarse con nuevos dramaturgos si cuentan con alguno próximo a ellos, cosa que realmente muy pocos grupos o compañías hacen.

Pero el problema es que esos grupos o compañías, a partir de ahora, les denominaremos grupos para simplificar, es que para sentir que existen, necesitan mostrar en un plazo determinado alguna obra u espectáculo teatral, cosa que hace, que el trabajo sea finalmente superficial y la creatividad casi nula.

Naturalmente, el proceso dentro de esos grupos debería ser más espaciado en el tiempo de lo que actualmente es y tener muy claras las diferentes fases de elaboración, naturalmente en el caso de contar ya con un guion, los pasos seguirían los siguientes:

Primera fase: Laboratorio de obra y personajes, dicha fase sería para marcar claramente los elementos básicos y esenciales de los personajes y las diferentes escenas de la obra, y definir claramente el sentido de la obra misma, la historia de los personajes, cómo son…

Aunque también para buscar y encontrar aquello que la obra no dice claramente o no menciona pero que marca el proceso por parte del personaje para llegar al punto en el que aparece por primera vez en escena, para una representación fidedigna.

Por lo que lecturas, análisis, improvisaciones de las escenas con los elementos básicos…

En la segunda fase, ya es la de propiamente de ensayo, dónde los actores, tras haber trabajado en el laboratorio, deberán ya tener claro su texto, para poder desde la dirección perfeccionar tanto la actuación de sus actores y representación, cómo también plantear de forma clara y lo más definitiva posible la puesta en escena.

En la tercera fase, sería ya de los ensayos generales y técnicos en las que por una parte se hace toda la obra de cabo a rabo, para conocer los enlaces de la misma, por parte de los actores, ya que en los ensayos, las escenas se hacen como unidades separadas y no la obra cómo unidad, para un trabajo más espécifico.

En la cuarta fase, que al menos considero oportuna introducir, es la representación para invitados, la primera representación, gratuita para aquellos que son invitados o de confianza, para acabar de perfeccionar la obra, con las críticas, para así invitar en otra actuación a las personas que han venido o simplemente, cómo “Representación de prueba” o representación “piloto”. Claro que hay que perfilar esta fase o que cada Grupo lo acabe de adaptar a la forma que más crea conveniente.

La quinta etapa, ya es las representaciones de teatro y valoración posterior.

Aunque lo ideal, sería hacer grabaciones de la obra diarias con cámara fija, para luego poder desarrollar un dvd de cara a la venta posterior de la obra para otros teatros o poder mover la obra, pero eso ya viene a decisión de cada grupo.

Creo que con todos estos pequeños cambios y que la decisión de las fechas de representación sean al terminar la primera fase, provocarían un cierto cambio o salto cualitativo para el denominado “Teatro alternativo”.

Esto es una opinión en la cual cada lector debe considerar todo aquello que considere de provecho para lo que le corresponda, pero es evidente que con prisas no se llega a ninguna parte, y el teatro puede perderse definitivamente si no se abren las puertas a la creatividad o a nuevas dramaturgias.